Digamos que la gente más cercana de mi entorno podría definirme como “gato arrabalero”.
Nací en Madrid en 1998, en el seno de una familia oyente, llegué para ponerla patas arribas al ser sordo de nacimiento. Seguid leyendo para conocerme un poco más, y descubriréis que mi discapacidad no ha sido ningún impedimento en mi carrera, salvo si uno mismo se marca sus propios límites.
Fue justamente gracias a mi discapacidad lo que hizo germinar en mí el placer del mundo interpretativo, dando mis primeros pasitos desde la temprana edad de 6 años en la escuela de teatro Tritón. Lo que empezó siendo una especie de “terapia” para hacer crecer mis habilidades sociales, se convirtió en el motor de vida que me lleva moviendo hasta el día de hoy.
Al motor de la interpretación se le suma mi otra pasión: la danza. Formándome así en el Real Conservatorio de Danza Profesional Mariemma (RCDPM).
Tras licenciarme en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) en la especialidad de Teatro del Gesto, siendo así el primer estudiante con discapacidad tras los más de 200 años de historia de la institución.
Especialidad por la que me decanté, puesto que descubrí que podía aunar en un un mismo espacio y tiempo la interpretación y el movimiento.
Fue de la mano de Julián Fuentes Reta, con quien comencé mi incursión en el mundo profesional, con la pieza “Tribus” en el Teatro Valle-Inclan, CDN.
Tras proyectos posteriores y sin terminar de conformarme con mi formación, me terminé de formar en 2022 como regidor para espectáculos en vivo gracias al Centro de Tecnología del Espectáculo (CTE), siendo también (como no) el primer alumno con discapacidad en la institución.
A día de hoy sigo tratando de abrirme paso en este mundo tan duro como apasionante, compaginando la actuación con la regiduría.
Porque como mencioné en una entrevista para la revista Shangay acerca de “Tribus”:
“No me gustaría que esta obra supusiera un punto y final, ni que se me encasillara en papeles de sordo. Porque es una pena que haya muchos actores sordos que no se atrevan a dar el paso de presentarse a muchos proyectos por culpa de los prejuicios de la gente”.
Si has llegado hasta aquí, has podido ver que con constancia, tesón y un poco (bastante) de cabezoneria por mi parte, solo la imaginación es tu propio límite y que depende de uno mismo seguir “callando bocas” a su paso.